jueves, 2 de enero de 2014

"No eres la primer persona con la que salí, pero sí la primera de la que me enamoré"

Extraño tus ojos, extraño tu sonrisa;
extraño tu voz y también tu risa.
Extraño todo cuanto te hacía ser y lo que no también.
Te extraño tan físicamente que nadie lo podrá entender.

Extraño que tú siempre estabas a una perfecta temperatura, siempre fuiste cálido y yo sólo lo contrario. Extraño la voz mimada con la que me hablabas e incluso extraño cuando te burlabas de mí. Extraño que me hacías enojar y la extensa paciencia que siempre me tuviste. Extraño ... ya no sé qué más decir pero extraño muchas cosas de ti. Incluso extraño tu voz de acabar de despertar, aunque la escuché pocas veces. Extraño viajar contigo y que te quedabas dormido en el metro (risas).

Re leí el intento de carta que me escribiste, y ahora lo percibí frío. lejano y más de amigos que de novios. Pero aún así, es cálido, es lindo y lo aprecio. Perdón por haber perdido a mi osita. Y aún tengo el cojín que me regalaste, Tengo el cojín, la rosa de papel, el gorro y el oso de peluche que tanto me gusta. Pero más que eso tengo tu voz metida en mi cabeza que ríe, que llora, que dice mi nombre. Esa voz que decía mi nombre; esa voz que muchas veces me pidió perdón sin ser culpable. ¡ESA VOZ QUE ME ENCANTABA CADA VEZ QUE ME DECÍAS QUE ME AMABAS!

¿Qué no haría yo por ti?

Me gustaban mucho tus dientes, más que nada tus colmillos hasta que los redondeó el dentista. Me gustaban tus labios, rosados y carnosos, grandes y jugosos. Pero llenos de miedo.

Me gustaba tu cabello cuando estaba largo aunque después de un rato tuvieras problemas para aplacarlo.
Me gustaba tu lisa frente.
Me gustaban tus orejas y su sensibilidad.
Tus pequeños ojos, siempre tristes y a veces desafiantes, muy pocas veces brillantes. A veces sospechosos, tiernos, cariñosos.
Me gustaba tu nariz.
Tu boca, tu gran sonrisa. Me gustaba su circunferencia, perímetro y aristas.
Tus labios silenciosos, cazadores, fugitivos.
Me gustaba tu grueso cuello.
Me gustaban tus suaves y apiñonados hombros.
Me gustaba tu espalda.
Me gustaba tu silencioso y suave pecho.
Me gustaban tus suaves brazos, tus codos,, tus muñecas, en especial ésa que te truena.
Me gustaban tus manos cálidas y que siempre tenías las uñas cortas.
Me gustaba tu cintura y abrazarme a ella.
Me gustaba cómo ciertos pantalones se te entallaban pero no entraré en más detalles.
Me gustaban tus muslos, tus piernas, completas.
Me gustaban tus duras pantorrillas.
Me gustaban tus pies y tus zapatos.
Me gustaba cómo olías aún sin usar loción.
Me encantaba tu voz cuando estabas enfermo.
Me gustaba tu tranquila respiración.
Me gustaba cómo te quejabas cuando te hacía alguna broma.
Me gustaba que te sudaban las manos de nervios.
Me gustaba que aunque estuvieras enfermo hicieras tu mejor esfuerzo y aún así nos viéramos.

ME GUSTABAS TANTO QUE CREO NUNCA QUISE TANTO A NADIE, NI SIQUIERA A MÍ. ME GUSTABAS TANTO QUE ... que todavía me gustas.

LAMENTO TODAS LAS VECES QUE TE HICE SUFRIR, QUE DIJE QUE NO Y DEBÍ DECIR SÍ. LAMENTO LOS MOMENTOS DIFÍCILES Y TRISTES.

Me gustabas tanto... ¿Eh? ¿Qué por qué pongo "abas"? No, no es que dejara de hacerlo o ya no lo hiciera. Sino que ya no puedo hacerlo. No tengo permiso o siquiera el derecho.

Pero puedo decir que llegué a quererte de tal modo que incluso, sólo a veces, creí que no podía merecerte.

Tenía miedo de hacerte daño, y sin embargo algunas veces lo hice.

Tal vez nunca podré decirte cuanto lamento lo que pasó y la forma fugaz en que se realizó.

Ese extraño mundo tuyo que yo no comprendo.

Continuaré esto luego, porque aún tengo mucho que decir, pero ganas no.


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