miércoles, 4 de julio de 2012

Nunca he estado sobre esa dichosa colina, ni contigo ni con nadie más, pero me encantaría que así fuera. Que el viento violáceo del que todos hablan nos golpeara la cara con el olor característico de la melancolía. Que ese submarino viniera por nosotros cuando no hubiera nada más por hacer, que el cielo se tiñera de gris y comenzara a llover.

    Escuchas el sonido del huracán detrás de nosotros, pero no te importa claro está, porque vienes conmigo. Sabes que estamos perdidos y que quizá nadie nos encuentre, pero así está perfecto. Sólo queremos soñar con ese paraíso imaginario del que todos hablan maravillas; quieres sentir esa felicidad como yo, a mi lado.

    Tengo miedo de perderlo todo al despertar de nuestro letargo, pero no te lo digo; la inseguridad quiere escapar de mi boca en un desgarrador grito pero lo controlo, las lágrimas amenazan con traicionarme para que lo sepas, pero no quiero arruinar las cosas. Espero que el trance en el que nos sumergimos mutuamente dure un poco más, pero si sigo reprimiéndome de esta manera, no lo sabré jamás.
  


Magaly E. Castro Sil



No hay comentarios: